'Los años', de Annie Ernaux en Cabaret Voltaire
Lo personal, lo político, lo que es como es, narrados con una maestría casi mágica. Probablemente, mi liro favorito de Ernaux.
Leí ‘Los Años’ de Annie Ernaux y aún me cuesta hablar de un libro tan completo, tan gigante, en poco más de 300 páginas.
Pudiera parecer que este volumen son solo las memorias de Ernaux, pero no es así. Nada es nunca lo que puede parecer. Partiendo de imágenes concretas que describe con total asepticismo, sin darnos cuenta nos encontramos en un relato impersonal en primera persona. Un relato de una vida que parecía anodina y que acabó (esto no viene en el libro, pero lo sabemos y celebramos) con un Nobel de Literatura.
Un increíble viaje de alguien que nació en plena posguerra y experimentó intensamente los cambios de la Francia (y podemos imaginar que de gran parte del mundo occidental) de la época. De la tristeza infinita a la euforia del desarrollismo con su televisión y su coche.
Vivir el Mayo del 68, vivir lo que pasó después (ay, las decepciones), junto con una vida en matrimonio que se acaba mientras se lidia con la frustración de querer escribir y no conseguirlo.
Y todo, insisto, narrados con una belleza que abruma.
“Tengo miedo de vivir sin enterarme”. Pum. Y quién se sobrepone a esto.
Es magistral y no tengo palabras para describir cómo sus relatos mezclan lo más frío y objetivo con los personal y, por supuesto, lo político. Cómo una mera descripción de objetos en la balda de un supermercado habla de las tres esferas a la vez, y cómo nos lleva y nos trae sin danos cuenta.
“Salvar algo del tiempo en el que ya no estaremos nunca más”.
Amarla mucho