No todo el mundo, de Marta Jiménez-Serrano en SextoPiso
Interesante propuesta de ensayos sobre las relaciones sentimentales heterosexuales.
A veces pasa que mientras lees un libro te parece que no es nada del otro mundo. Sí, está bien. Sí, lo estás devorando y disfrutando. Sí, narrativamente es muy sugerente. Pero poco más. Eso crees. Pero cuando lo cierras te puedes pasar horas, días o semanas (incluso meses, prometido) hablando de temas que menciona el libro. No estará tan mal, entonces, ¿no? Ha conseguido despertar algo dentro, y eso es complicadísimo (y muy de agradecer).
Algo así me ha pasado con ‘No todo el mundo’ (SextoPiso, 2023), el segundo libro de Marta Jiménez Serrano y el primero que le leo. Es un libro entretenido y dinámico que toca la fibra de lectoras como yo (treintañera, habitante de la capital de España en relación heteronormativa. Solo me falta vivir en el centro) con sus relatos sobre relaciones sexo-afectivas ‘de hoy en día’.
Narrativamente es una gozada, además: casi parece el proyecto final de un curso de narrativa de relato sobre relaciones en el que la autora ha ido probando diferentes estilos y protagonistas. Y eso, como lectora, lo he disfrutado mucho. Cada relato tiene una narración diferente pese a que al tercer relato ya puedes intuir cuál es el sello de la autora. Eso, insisto, es fabuloso.
Sin embargo, hay un punto que me ha dejado algo fría, y sería hipócrita si no lo mencionara. Dice la contraportada: “Marta Jiménez-Serrano construye un mapa de la intimidad preciso, minucioso, y delicado. Emotivo pero también irónico, unas veces radiante y otras agridulce”. Totalmente de acuerdo en casi todo. Dice Elisa Victoria, también en la contraportada: “radiografía los pormenores de las relaciones humanas con tanta clarividencia que consigue alcanzar la universalidad más pasmosa(…)”.
Y no. Universal no es. No es un mapa preciso ni minucioso. No lo es porque todas las relaciones que relata, pese a tener protagonistas a priori diferentes (principalmente, de edades y relaciones de poder), son iguales. Son parejas heterosexuales. Son parejas heterosexuales blancas. Son parejas heterosexuales blancas en la gran ciudad. Y no, aunque yo misma me reconozca en esas relaciones, esto no es universal.
No pido a Jiménez-Serrano escribir de cosas que no conoce, faltaría más. De verdad que no. Las relaciones que describe las describe con maestría, con su punto de ironía (qué maravilloso el relato que menciona la clase social, mis dieses), con su delicadeza y con su pizca de dolor. Pero no son universales. Y la duda que me queda es si de verdad cree que no existe otra realidad u otra forma de relacionarnos.
He recomendado este libro a mis amigas urbanitas, pero no a mis amigas de ‘la periferia’. No pasa nada, no es grave. Pero una esperaba abrir una ventana a otros mundos y se ha encontrado rebuscando en una basura demasiado similar a la propia.
Soy la única persona en el mundo a la que no le gustó este libro. Y es justamente por eso: todas las parejas me parecen la misma y los problemas y complejidades son tan blancas que hasta me enfadé.
Leyéndote, pienso que tienes razón cada quien escribe de lo que conoce, pero yo no logré apreciar su técnica en la escritura.
Siempre me hace ruido cuando algo es tan uniforme ( en este caso la opinión hacia el libro) así que un soplo de aire leerte.
Apuntado, me gusta, para variar, leer el punto que no y tan bien explicado, por lo poco común cuando se hace una valoración. Porque se puede hacer desde el respeto y la admiración. Creo que en alguna entrevista Marta mencionaba o hacia explícito que le interesaba indagar en las relaciones heteros, no recuerdo ahora cómo lo justificaba. A ver si lo encuentro...