Otras maneras de usar la boca, de rupi kaur en Espasa Poesía
Versos que harían avergonzarse a los mismísimos azucarillos. No os hagáis esto.
Hay veces que lees un libro preguntándose, a cada verso, cómo lo ha hecho. Cómo ha logrado esa imagen. Cómo ha logrado expresar eso con esa delicada contundencia. Hay otras veces que lees un libro y también te preguntas, a cada verso, cómo ha hecho… parra vender decenas de ediciones con tremenda bazofia.
Es cierto. Perdón. Sé que está mal insultar. Sé que no es de recibo. Perdón, perdón. Parece una crítica fácil. Podría parecer casi envidia. No. No. Me explico. Empezaré por el principio.
Principio 1.- Años estudiando y explicando por qué el verso libre no son un montón de ‘intros’ repartidos al azar en lo que sería un párrafo sin más. Desarrollando, a quien me escucha, que de hecho el verso libre es casi el más complejo de todas las formas poéticas, pues permite cualquier cosa, y eso es un arma de doble filo. Que de hecho el verso libre está estudiado, medido. Que en el verso libre cada verso tiene un lenguaje único tanto en el texto como en el contexto. Que el verso libre NO SON INTROS.
Principio 2.- ¿Qué hace que unas palabras sean poesía? Más allá de teorías más o menos amigables. De tendencias, influencias, podríamos coincidir en que los poemas pueden hablar de cualquier cosa, pueden jugar con los lenguajes, con las métricas, con las formas. Los poemas tienen ritmo, una métrica (no necesariamente obvia), sonoridad, rima (un poco redundante esto último, lo sé), figuras literarias, imágen. La poesía es la forma de expresión menos automática o inconsciente. Requiere atención casi exquisita, porque en poesía todo cuenta (incluso lo que no).
Pues ahora viene rupi kaur y tira a la basura todo esto. Y tira a la basura todo esto mientras llena teatros, mientras vende millones de libros… y mientras tiene millones de seguidores en Instagram, claro. Sí, Instagram llegó antes (pretend to be shocked) Supongo que estamos ante la máxima expresión de la ‘poesía de instagram’ que tanto ¿odiamos? quienes amamos el arte. Esa en la que lo único que cuenta es decir un mensaje muy obvio de la forma más clarita posible… e intros, muchos intros.
Adoro la poesía que cuestiona cánones, aplaudo la que los rompe. Y creo, la verdad, que aquí el orden es importante. Porque romper sin reflexión previa sobre lo que estás destruyendo no deja de ser vandalismo. Si lo cuestionas tu pedrada irá dirigida, tendrá un por qué: creará literatura. Puedes creerte rompedora por quitar las mayúsculas y las comas. OK. Felicidades. Ahora, ¿qué me quieres decir con eso? ¿Qué sentido das a tus minúsculas? ¿A tus saltos de verso?
Obviamente, parte del encanto de la poesía pasa por no entender del todo, por la elucubración. Aquí la autora te lo da todo tan mascadito que es hasta bochornoso. Y, por si hubiera dudas, te lo dibuja. Menos mal que la ilustración de la rosa, las espinas y la mano está junto a las palabras “eras tentadoramente hermoso / pero pinchabas cuando me acercaba”. Jo, gracias. Ahora lo he entendido.
Y todo con muchos intros sin sentido, inconstantes a lo largo del libro, que dejan cualquier atisbo de ritmo en un quiero y no puedo. Incluso aquello por lo que me recomendaron a la autora, sus palabras sobre abusos sexuales, quedan pobres. Mensajes del Ministerio de Igualdad que todas defendemos, por supuesto, pero que no son poesía.
A esto se suman lugares comunes y excesivos en la imaginería, agotadores, incluso. Ojo, no se me malinterprete: todos, todas, hemos escrito de lugares comunes. No hay tema han manido como el amor o las relaciones. Por supuesto. Pero para ser un ‘fenómeno generacional’ (generación que comparto, aunque supongo que solo en DNI), esperaría algo más. No un mensaje pensado por cualquier chica adolescente de un país occidental en su primera desilusión amorosa. Para eso ya tenemos Disney Channel… o los azucarillos.
Me encanta y me lo he pasado muy bien. Qué paliza, madre mía. :)
Es que alguien tiene que decirlo. Gracias.