Quita tu cuello degollado de mi cuchillo, de Diane Di Prima en Torremozas
La única antología poética de Di Prima en castellano. Gracias por existir.
Llegué a Di Prima buscando poesía de mujeres enfadadas. Así tal cual. Pedí recomendación a Sara, de la Librería Praga, y, mirando fijamente al estante de la poesía, me dijo: “¿Has leído a Di Prima?”. Solo me sonaba de Memorias de una Beatnik, novela que no he leído pero de la que sí he oído hablar. Cogí el libro sin dudar cuando vi el título: Quita tu cuello degollado de mi cuchillo. ¿Puede haber frase más sugerente en esta tierra?
El libro, editado en versión bilingüe y con un prólogo súper concienzudo de la traductora, Annalisa Mari Pegrum, tiene todo lo bueno y lo malo de una antología poética: el amplio repaso a la carrera de una autora inmensa para poder tener una idea general, sí, pero siempre dejándote un poco con la miel en los labios. Me he quedado con ganas de devorar cada uno de los libros mencionado en este volumen, pero no están en español (guiño, guiño, editoriales hispanohablantes).
Llegué a este libro, digo, buscando mujeres enfadadas. La verdad es que no es lo que he encontrado, pero no ha importado. No veo a Di Prima enfadada. No enfadada, al menos, en el sentido que yo pensaba: está a veces indignada, pero sobre todo es una mujer revolucionaria que busca romper con todo. Que a veces quiere tirarlo todo por la borda, que a veces sueña con hombres con cuellos degollados sobre su cuchillo, que, sobre todo, busca infundar ánimo a la gente. Porque sus cartas revolucionarias son todo luz, ideas potentísimas y brillantes expresadas de una forma casi mágica: “si lo que quieres es trabajo / para todos, sigues siendo el enemigo, / evidentemente, no has sopesado / lo que implica”, escribe en la número 19.
Yo, que suelo marcar los poemas con colores, he acabado señalando casi todo el libro en amarillo (ideas brillantes) o verde (esperanza, así de predecible soy). No sé qué esperaba encontrar en esta jippy que fue mucho más que una poeta Beat, la verdad, porque lo que hay es justo lo que, una vez lo pienso, debía haber: amor a la comunidad, a la genealogía, a la imaginación, a la vida y, obvio, al amor. Y odio a la tecnología, que esta señora tuvo que ver a Facebook arrasar con todo y agradable no debe de ser. “Seguir en contacto quiere decir que os tocáis”. Amén, hermana.
Me encanta la reseña, ¡gracias por la recomendación!