‘Un perfecto desconocido’, de Reyes de Miguel en Versátil Romántica
¿Puede haber unos Bridgerton feministas? Ya te digo yo que sí… y sin perder un ápice de la intriga por ver cómo se arregla el salseo.
Tengo que confesar varias cosas. Confieso que soy un poco estirada, una ‘snob’, una cultureta wannabe que lleva años diciendo que no le gusta que le regalen libros porque, la realidad, no le gusta cualquier libro y es muy difícil que alguien acierte. He recibido demasiados libros erróneos a los que tuve que poner buena cara (seguramente con escaso resultado). Como empollona de manual, me he pasado años eligiendo sólo títulos que “me aportaran” algo. Por eso me encantan los ensayos, porque con ellos vuelvo a estudiar. Por eso estuve mucho tiempo (mucho) sin acercarme a la narrativa. Ay, qué idiotas somos a veces.
Resulta que mi psicóloga me regañó hace unas semanas por un libro que recién había terminado. No hablaré demasiado de él, diré simplemente que ella me recomendó elegir historias más agradables, especialmente si mi estado de ánimo no estaba en sus mejores momentos. Llegué a casa y en la estantería estaba ‘Un perfecto desconocido’ (Versátil Romántica, 2022), la primera novela de Reyes de Miguel sobre la que leí en un interesante reportaje en Píkara sobre si podría haber unos Bridgerton feministas antirracistas y con conciencia de clase.
Llegué a casa, digo, y opté por desprenderme de prejuicios absurdos y sumergirme en este novelón delicioso que me ha tenido en vilo de principio a fin. Confieso, sí, que lo empecé con lo que seguro era una cara de superioridad moral asquerosa. Pero ya en la primera página vi que, efectivamente, esto no es lo que esperaba.
De Miguel conoce las normas de las novelas victorianas románticas y las utiliza todas con maestría para, a la vez, romperlas. Hace así un relato de una historia de amor en el Londres de finales del siglo XIX que podríamos llamar feminista (con las limitaciones del género, por supuesto). La autora conoce las normas del género mejor de lo que puedo hacerlo yo, que debo confesar (también) que creo no haber leído ninguna (lo siento, hermanas Brönte, pero intentaré resarcirme), y eso se nota a la perfección.
Teniendo como tiene cierto punto predecible (es una novela de amor, a ver, centrémonos), la forma de resolver los conflictos resulta novedosa y agradable. No es feminista porque haya una chica rebelde. Ni siquiera lo es porque no se centre en describir al milímetro los trajes perfectamente bordados de las protagonistas. No. Lo es porque la autora sabe que el feminismo impregna todo, y así pasa en este libro. Sin lecciones ni sermones, pero entrando de lleno en casi todos los charcos.
Mi amiga Inma siempre celebra los llamados ‘libros piscineros’. Yo siempre he sido de llevarme mis ensayos sesudos a la piscina. Creo que este libro me ha demostrado que es ella la que tiene razón. Que podemos y debemos disfrutar de una historia, de una novela, sin más motivo que disfrutar del salseo. Igual que me bebí los Bridgerton con todas mis contradicciones, he devorado este libro y estoy deseando que lleguen segunda y tercera parte. Porque no todo en esta vida debe ser productivo intelectualmente (aunque este libro, sí, resulta que también lo ha sido).
Que levante la mano toda aquella a la que un buen dramón de época le flipa... Aquí, aquí, aquí!